26.1.11

2. Paseo - Eddie - 1° Parte


Que día más extraño había sido ayer.
Después de que casi ni quería cerca de Alice, ahora me caía bien- No sé, había algo  que no me permitía llevarme mal con ella. Cuando  la vi por primera vez en la cocina, vi en sus ojos una tristeza inmensa, y cuando fue a hablar conmigo, me sentí mal por tratarla así, ella quería llevarse bien conmigo.
Me daba un poco de pena. Quedarse sin padres, eso no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Ella no se merecía eso, era una buena chica, muy dulce. Hubiera sido mejor habernos conocidos de otro manera, de seguro igual nos hubiéramos llevándonos bien igual.
Ya me estaba aburriendo estar en la cama, hoy extrañamente me despertado temprano, bueno, no tan temprano, pero más de lo usual, eran recién las 9:15am. Tendría que levantarme. Empecé a desperezarme y me senté. Después de ir al baño, me vestí rápidamente y baje a desayunar. En la cocina ya estaban Sarah y Alice.
- Hola mundo- salude
- Buenos días, cielo- saludo Sarah
- Hola- me dijo Alice cuando me senté a su lado
- ¿Cómo dormiste?- le pregunto
- Bien, gracias-me sonrió
Sarah me sirvió el desayuno y comimos en silencio, pero no en uno incómodo. Alice y yo termínanos casi al mismo tiempo, era como si estuviéramos sincronizado.
- Permiso- dijo levantándose- Voy a ordenar mi habitación- y se fue
- ¿Por qué no vas a hacer lo mismo?- dijo Sarah
- ¿Para qué le voy a copiar? Hay que ser más originales, así que yo me voy a ver tele- anuncie mientras me levantaba de mi asiento
- Eddie-me reprocho
- ¿En serio?- pregunte y ella levanto las cejas, mala señal- Ok, ya voy-me resigne
Sarah era como una segunda mamá, tenía que hacerle caso porque si no le decía a mi mamá y eso generalmente no terminaba bien. Subí a mi habitación y al entrar mi celular empezó a sonar. Me siento en la cama y lo tomo, “Casa de Maggie”.
- ¿Aló?- dije
- Hola Eddie- me saludo
- Hola Maggie. Tanto tiempo, ¿cómo estás?
- Nos vimos ayer- suspiro- Yo debería preguntarte eso, ¿cómo estás?
- ¿Por qué lo dices?
- No sé, quizás sea porque alguien llego ayer a tu casa, y si mal no recuerdo, tú estabas furioso
- ¿En serio? No me recuerdo- le respondí bromeando
- Por Dios Eddie, ¿ahora eres amnésico o qué?- río fuertemente al oír su enojo- Claro, tú te ríes y yo que estaba preocupada por ti
- ¿Por qué ibas a estar preocupada?
- ¡Te lo acabo de decir!
- ¿En serio?
- No se puede hablar seriamente contigo- dijo seria y colgó
Definitivamente no era lo que esperaba. A Maggie generalmente soportaba mis bromas, pero ahora no. Posiblemente sea porque había estado toda la semana de mal humor y ahora de la nada estoy normal. Si, seguramente es eso. Busque el número del celular de Maggie y marqué. Después del segundo toquido contesto
- ¿Qué?
- Perdón- le dije
- ¿Perdón? ¿Por qué? No me recuerdo-dijo enojada y haciendo lo mismo que yo había hecho
- Ya, lo siento Maggie. Perdón, no pensé que te ibas a molestar tanto
- Eddie, de verdad ayer me dejaste preocupada, estaba hablando en serio, pero al parecer el Eddie normal volvió y no se resistió a molestarme. Creo que extraño al Eddie de la última semana- eso ya era en broma, se notaba en su voz
- Ya perdón, y estoy bien, no te preocupes
- ¿En serio?
- Sí, no fue tan creía como creía
- ¿Qué paso?- pregunto curiosa
- Pues nada
- ¿Cómo que nada?
- Nada
- Así que de repente decidiste que no te ibas a llevar mal con ella y todos felices, ¿no? Qué cambiantes eres, Eddie
- No fue tan así
- Entonces explícate, que no te entiendo
- Si, al principio no la quería ver, pero eso no duro mucho. Ella fue a hablar conmigo y bueno, ahora me cae bien-me reí
- ¿Quién te entiendo?- suspiro
- Tú deberías, eres mi amiga, ¿no?
- Sí, pero trato de entenderte pero no puedo- se ríe- ¿Y qué van a hacer hoy?
- ¿Ah?- no entendí
- Tú y ella, ¿qué van a hacer?
- No lo sé, ¿por qué tendríamos que hacer algo? Por cierto, se llama Alice
- No sé, para que seas buen hermano. Llévala a dar una vuelta, para que conozca la ciudad
- No lo sé
- Vamos, hazlo Eddie, ¿no querías ser buen hermano? Pues, esa es una buena forma, haz sentir a Alice como en casa
- Emm.. supongo que puedo hacerlo
- Eddie, no seas flojo
- Está bien, lo voy a hacer- dije decidido
- ¡Así se habla!-me animo
- Bueno, le voy a decir
- Está bien. Nos vemos el lunes
- Adiós- colgué
Me levante rápidamente y salí de mi habitación en busca de ella.
- ¡Alice!- grite y esperé respuesta.

22.1.11

1. La Llegada - Alice - 7° Parte

Me planté frente la única habitación en la que se escuchaba ruido, o mejor dicho música. Respire hondo y golpee. Tras un momento, me contestaron.
- ¿Quién es?- pregunto
- Soy Alice- respondí nerviosa
- ¿Qué quieres?- pregunto algo molesto
- Quiero hablar contigo- no contesto- Por favor.
Sentí pasos en la habitación y de repente la puerta se abrió. Estaba con rostro inexpresivo, pero aun se notaba en sus ojos la molestia. Camino hasta su cama y se estiro en ella. Cerré la puerta y me acerqué. Algo dudosa me senté en la cama y lo mire.
- ¿Qué quieres?- pregunto
- Quería hablar contigo sobre todo esto. Yo no quiero que nos llevemos mal, ya que esto de por si no es fácil para mí, tener que irme a un lugar que no conozco. Así que quiero hacerlo más difícil teniendo mala relación con ustedes. Me gustaría que me dijeras que son las cosas que te desagradan y tratare cambiarla para no caerte mal.
- No me caes mal- me corrigió- No me puedes caer mal si no te conozco
- Pero me miras como si quisieras matar
- No me caes mal, pero no quería que vinieras
- ¿Por qué?
- Por nada
- No creo que sea por nada. Dime, ya te dije que trataría de cambiar.
- No puedes cambiarlo
- Déjame intentar- pedí- Dime por favor
- Está bien- suspiro- Es que cuando mi mamá estaba embarazada, iba a tener mellizos, Pero en el parto hubo problemas, que no quise saber cuáles eran, y solo nací yo. Cuando tenía 4 años, yo le dije a mi mamá que quería un hermanito, se lo dije varias veces hasta que un día me dije “Yo iba a tener otro hijo pero por tu culpa se murió”. Yo quede con esa idea en la cabeza. Me da miedo que eso me vuelva a pasar.
- Bueno, dos cosas. Primero, seguramente lo que paso fue un accidente, tú no tienes la culpa de nada, ¿ok? Y segunda, no tienes que preocuparte por mí, no va a pasarme nada.
- Supongo que sí, que sabes cuidarte pero aun así no es agradable vivir con esa sensación, preferiría seguir siendo hijo único.
- Siento arruinar tu vida
- No, no es tan malo, después de todo, yo siempre había querido tener una hermana- quiso sonreír pero le salió una mueca
- Yo igual quería tener un hermano, y ahora lo tengo, aunque definitivamente hubiera preferido tenerlo de otra forma- hice una mueca- Pero no importa. De seguro eres un buen hermano, así que deja tus temores a un lado, ¿bueno?- me miro un momento y me sonrió
- Está bien- se sentó- Siento haberme puesto pesado contigo.
- No te preocupes
Solo en ese momento presté atención a la canción que sonaba- Hysteria.
- ¿Te gusta Muse?
- Sí, tengo casi todos sus discos.
- ¿En serio?
- Sí, me falta el último, mis papás me lo iban a compra pero vieron un examen, y bueno, ahora tengo que esperar hasta Navidad- me reí
- ¿Te falta Resistance solamente?
- Sip
- Yo lo tengo- se sorprendió
- ¿En serio?
- Sí, me cumplían un deseo cuando tenía 5 notas buenas, así que siempre tenía lo que quería.
- A mí no me va lo que sea estudio- hizo una mueca—Bueno, esto…-se puso algo nervio
- ¿Qué pasas?
- Emm… ¿me lo puedes prestar?
- Claro- le sonreí- Ven, acompáñame a buscarlo
- Ok
Nos levantamos y fuimos a mi nueva habitación. Él se quedó en el marco de la puerta mientras yo me dirigía a la repisa donde estaban mis discos. Eddie estaba algo nervioso, se le notaba.
- Ven Eddie
Él se acercó y se quedó a mi lado viendo lo que tenía en la repisa. Busque el disco y encontré fácilmente ya que los tenía ordenado. Lo saqué y se lo pase.
- Gracias
- De nada
- Tienes varios discos buenos- me dijo- De hecho, creo que tiene más que yo- me miro feo y un poco celoso
- Si quieres, yo te los puedo prestar cuando quieras
- ¿Sí?- asentí- Wow, gracias
- Cuando quieras, pero me los devuelves intacto, ¿ok?
- No prometo nada
- ¡Oye!- me quejé  y él se rió y no pude evitar reírme- Pero en serio cuídalos
- No te preocupes, si de mi habitación no van a salir, así que no creo que se pueda romper, creo- dijo dudando y se rió, yo lo mire seria- Ya, ya, si no le voy a hacer nada
- Tendré que creerte. Le sonreí- ¿Y tú me vas a prestar los tuyos?
- Nop
- ¡Oye!- volví a quejarme
- Qué enojona me saliste- me dijo riendo y me abrazo.
No esperaba ese gesto de parte de él. En especial después de que casi ni me quisiera cerca. Pero me agrado que lo hiciera. Me hacía sentir que quizás estar en este lugar no iba a ser tan malo. Rodeo su cintura y apoye mi cabeza en su hombro. No pude evitar sonreír.
- Vamos, quiero escuchar el disco- me dijo mostrándome le disco que le acababa de pasar.
- Está bien
Deshizo el abrazo y caminamos a su habitación.
Estuvimos toda la tarde conversando de cosas sin sentidos con el disco de fondo. Me hizo reír mucho, hacía cada tontera. En ningún momento saco el tema de mis padres, y lo agradecí bastante. La verdad es que Eddie, como había dicho Sarah, era un amor. Era muy cariñoso. Me abrazaba y se acurrucaba al lado mío. Era muy tierno.
Cerca de las 8pm, Sarah nos llama a cenar. Eddie casi me saca el brazo excusándose de que tenía hambre. Cuando llegamos al comedor, Sarah nos miró y sonrió. Supongo estaba feliz porque Eddie y yo nos llevábamos bien. Nos sentamos a comer y estuvimos hablando, fue un momento agradable.  Me sentía como en casa… Y creo que ni siquiera ahí me sentía así. Sacudí mi cabeza, no quería seguir pensando en eso.
- ¿Pasa algo, Alice?- pregunto Eddie
- No, nada- dije mientras movía mi cabeza.
La puerta principal se abrió, pensé que era Stella, pero me equivoqué. Apareció un hombre alto y robusto, pero de sonrisa amable, ojos color café claro al igual que su cabello. Nuevamente me puse nerviosa.
- Hola – saludo a todos
- Hola pa’- saludo Eddie con una sonrisa
- Buenas noches, enseguida le sirvo- dijo levantándose de su asiento
- Gracias Sarah- dijo y luego me miro regalándome una sonrisa- Hola, ¿Alice, verdad?- asentí- Soy Jasón, mucho gusto- dijo sentándose en la cabecera de la mesa, yo solo sonreí- ¿Te gusto tu habitación?
- Si, gracias- dije tímidamente
- Qué bueno- sonrió- Espero que el lugar sea  de tu agrado. Si necesitas algo, me dices, ¿bueno?
- Cl-claro, gracias- respondí sorprendida
Wow, esto es sencillamente increíble. Y yo que pensaba que mi vida iba a ser como la de la Cenicienta, pero me equivoque. Era asombroso, me trataban bien, por lo menos por ahora. Me sentía aliviada. Quizás era solo yo la que andaba imaginando cosas.
Seguí comiendo, conversando de cosas triviales. Cuando termine, Stella aun no llegaba. No sabía en que trabajaba ni porque llegaba tan tarde. Ya lo sabría.
- Yo, voy a ir a dormir- dije
- Adelante- dijo Jasón- Seguramente el viaje fue muy largo y agotador. Ve a descansar.
- Si- coincidí- Hasta mañana
- Hasta mañana- dijeron Sarah y Jasón
- Hasta mañana, Alice- me dijo Eddie con una sonrisa que se la devolví
Salí del comedor y subía las escaleras hasta mi habitación. Me puse mi pijama, apague l a luz y me acosté. Mire por la ventana, las estrellas ya habían salido. Suspire. Aunque ellos me habían hecho sentir como en casa, aun no estaba del todo cómoda, ¿y quién estaría? Acababa de llegar a una familia que no conocía de nada. ¿Quién estaría cómodo? Quizás solo sea caso de tiempo, poco o poca me iré acostumbrando. Mirando las estrellas me dormí.

~ Fin del Capítulo

15.1.11

1. La Llegada - Alice - 6° Parte

Tras un rato de desempacar mis cosas de las cajas, me empecé a cansar, pero tenía que acabar luego. Deje todas mis cosas en donde siempre habían estado en mi antigua casa. Todas las cosas de mi habitación estaban aquí, y eran las únicas que me quedaban de recuerdo, ya que las demás se habían vendido. Salvo las cosas personales de mi madre, que yo las había guardado. El dinero que se había recaudado, más sus seguros de vidas, que estaba a mi nombre, se fueron a una cuenta bancaria. Algún día me serviría.
Guarde la ropa que había llevado cuando me quede en la casa de Sarah esta última semana junto con la otra, y deje la maleta al fondo del armario. Tomé mi mochila, en donde llevaba las cosas más personales y frágiles, y las cosas de mamá. Estas últimas las tome y las deje en la parte superior del armario. No había siquiera visto nada de lo que había adentro y no lo iba a hacer ahora. Deje lo demás en varias partes y me senté en la cama cansada y con mi estómago rugiendo. Descansé un momento y después bajé.
Baje lentamente las escaleras apoyándome en el pasamanos, estaba silenciosa abajo. Camine atravesando el comedor llegando a la cocina, en donde vi a la que debía ser Sarah. Una mujer de entre 40 o 50 años, de mi estatura más o menos y de cabello corto y castaño, algo regordeta. Se volteó dándose cuenta de mi presencia.
- ¡Oh! Hola cariño, tú debes ser Alice. Mucho gusto, me llamo Sarah
- Hola- salude tímidamente
- Ven, no seas tímida, siéntate
Le hice caso y me senté en una de las bancas al lado del mesón.
- ¿Quieres algo? Seguramente tienes hambre después del largo viaje.
- Eh, si, gracias
- ¿Quieres un sándwich?
-
- ¿Con qué?
- Emm… ¿tiene atún?
- Claro, enseguida te lo hago
Saco el pan de la lacena y lo demás del refrigerador. Yo me quede callada mientras lo hacía. Quería preguntarle cosas de acá, pero me daba miedo. Me dejo el sándwich en un plato, saco un vaso y lo lleno del jugo.
- Listo- sonrió
- Gracias- lo tomé y le di un mordisco
- De nada, cariño
- Emm…-empecé diciendo- Esto…
- ¿Qué pasa?
- Es que…-me puse nerviosa- Quería preguntar algo
- Claro, pregunta tranquila
- ¿Quién vive aquí?
- Pues Jasón, el esposo de la señora y su hijo
Oh por Dios. Voy a tener un hermanastro.
- ¿Un hijo?- dije algo nerviosa
- Si, Eddie, tiene tu edad, es un amor, pero andaba enojado estos días
- ¿Por qué yo venía?
- La verdad es que sí, no le agradaba la idea de tener un hermanastra, pero no te preocupes que de seguro le caes bien después de todo
Entonces siento como se abre la puerta. Nuevamente se me acelero el corazón. No era lindo tener que vivir con alguien a quien le caes mal sin siquiera conocerte. Ojala después que me conociera no le cayera mal. Sentí los pasos acercarse a la cocina hasta que lo vi en el umbral de la puerta. Sus ojos apenas me vieron me fulminaron.
Maldición.
Era un chico de mi estatura, cabello castaño y desordenado, piel clara y ojos color miel.
- Mira Eddie, ella es Alice
Ni dijo nada y yo tampoco. Miro a Sarah y después a mí.
- Me voy a mi habitación- y se volteó yéndose
Volví la vista a mi comida. Tome el sándwich y seguí comiendo aunque sin hambre. Simplemente lo hacía para que Sarah no se enojara, ya era suficiente con uno solo.
- Tranquila Alice- me dijo de repente- Seguramente él solo esta incomodo cono todo esto. ¿Por qué no vas a hablar con él? Quizás si hablas con él se le quita.
- Está bien
Me levante, haciéndome la valiente y subí la escalera.

9.1.11

1. La Llegada - Alice - 5° Parte

La ciudad era pequeña comparada con Seattle, pero era bonita y me gustaba que estuviese frente al mar, ya que lo que más me gustaba de mi antiguo hogar era el mar. Stella conducía por las calles de la cuidad, que seguramente conocía de memoria, y se adentró a las zonas residenciales. Cada vez mi corazón latía más rápido, mientras más nos acercábamos a mi nuevo hogar. Una parte de me decía que lo aceptara, que ya no había vuelta atrás, ero la otra se negaba rotundamente a aceptarlo.
De repente frenamos y ya no sentí el motor. Mi corazón se aceleró más al saber lo que eso significaba. Ella abrió su puerta y salió. Hice lo mismo tomando mi mochila. Lo primero que vi fue la casa que se encontraba adelante. De color beige con tejas rojas, de dos pisos, con un jardín delantero muy bien cuidado. Era una bella casa, tenía que reconocerlo.
Stella abrió el maletero y saco mi maleta, la tome y lo cerro. Se dirigió a la puerta por el camino de piedra y la seguí. Abrió la puerta y se hizo a un lado para que pudiera pasar, entré y me quede maravillada con el interior. A mi izquierda, la sala de estar, frente mío el comedor y a un lado pude distinguir la cocina. A mi derecha la escalera y una puerta cerrada y una puerta doble también cerrada. Todo estaba pintado en tonos damascos y blancos, y adornado de manera muy elegante.
- Ven- me dijo
La mire y estaba subiendo la escalera. Tomé rápidamente mis casos y la seguí. El piso de arriba estaba pintado igual. Tenía 3 puertas a cada lado y una ventana al fondo. Camino hasta la 1° puerta de la derecha y la abrió. Ahí estaban todas mis cosas, bueno al menos los muebles ya que lo demás estaba en las cajas que yo había embalad y ahora estaba apiladas a un lado. Entré y deje la maleta en el suelo y la mochila sobre la cama. Tenía las paredes pintadas de un morado claro, el techo blando y el suelo alfombrado. Había una ventana con persianas moradas con un visillo blanco. No se cómo lo habrá sabido, pero el pintarla de morado, mi color favorito, había sido un lindo toque.
- Bueno…Emm… yo ahora tengo que volver al trabajo, pero no te vas a quedar sola, esta Sarah, que es nuestra empleada. Ordena tus cosas, por favor… Emm… ya me voy, nos vemos después.
- Adiós- le respondí en voz baja.
Escuche como se abrió la puerta y después sentí el ruido del motor del auto al irse.

3.1.11

1. La Llegada - Alice - 4° Parte

Estaba sentada en el salón de mi casa. Estaban los amigos más cercanos de mis papás y mi tía. Ya era de noche y todos hablaban de lo que iba a pasar conmigo. Nadie quería hacerse cargo de mí y los comprendía, no tenían ninguna responsabilidad hacia conmigo. Mis abuelos, que no habían podido venir porque mi nana estaba enferma, eran los únicos que quedaban para que se hicieran cargo de mí.
- Yo lo voy a hacer- dijo-, yo me voy a hacer cargo de ella.
Todos la miraron extrañados, incluyéndome. Nunca pensé escuchar eso, ¡casi ni nos conocíamos! ¿Por qué lo hacía?

Freno fuertemente haciendo que casi me pegara en la cabeza pero por suerte tuve buenos reflejos.
- ¡Mierda!- dijo en voz baja- ¿Estás bien?- me pregunto.
- Si, si- respondí algo nerviosa.
Siguió conduciendo, en silencio, como lo había estado haciendo desde el principio. Bostece, ¿Cuándo había dormido? Mire por la ventanilla y ya estábamos en el puente Verrazano-Narrows. Había dormido mucho. Vi la hora y era las 13:20hrs. Tenía hambre pero no quería decírselo, así que me tendré que aguantar.
El viaje que restaba paso rápidamente o por lo menos lo sentí así. Estaba nerviosa. ¿Ella estaba casada? ¿Cómo será mi tía, si es que tenía? ¿Y tendrá hijos? ¿Tendré primos? Dios, quería retroceder el tiempo.
“Bienvenidos a Grant City”, decía un pequeño cartel. Ya habíamos llegado.