9.1.11

1. La Llegada - Alice - 5° Parte

La ciudad era pequeña comparada con Seattle, pero era bonita y me gustaba que estuviese frente al mar, ya que lo que más me gustaba de mi antiguo hogar era el mar. Stella conducía por las calles de la cuidad, que seguramente conocía de memoria, y se adentró a las zonas residenciales. Cada vez mi corazón latía más rápido, mientras más nos acercábamos a mi nuevo hogar. Una parte de me decía que lo aceptara, que ya no había vuelta atrás, ero la otra se negaba rotundamente a aceptarlo.
De repente frenamos y ya no sentí el motor. Mi corazón se aceleró más al saber lo que eso significaba. Ella abrió su puerta y salió. Hice lo mismo tomando mi mochila. Lo primero que vi fue la casa que se encontraba adelante. De color beige con tejas rojas, de dos pisos, con un jardín delantero muy bien cuidado. Era una bella casa, tenía que reconocerlo.
Stella abrió el maletero y saco mi maleta, la tome y lo cerro. Se dirigió a la puerta por el camino de piedra y la seguí. Abrió la puerta y se hizo a un lado para que pudiera pasar, entré y me quede maravillada con el interior. A mi izquierda, la sala de estar, frente mío el comedor y a un lado pude distinguir la cocina. A mi derecha la escalera y una puerta cerrada y una puerta doble también cerrada. Todo estaba pintado en tonos damascos y blancos, y adornado de manera muy elegante.
- Ven- me dijo
La mire y estaba subiendo la escalera. Tomé rápidamente mis casos y la seguí. El piso de arriba estaba pintado igual. Tenía 3 puertas a cada lado y una ventana al fondo. Camino hasta la 1° puerta de la derecha y la abrió. Ahí estaban todas mis cosas, bueno al menos los muebles ya que lo demás estaba en las cajas que yo había embalad y ahora estaba apiladas a un lado. Entré y deje la maleta en el suelo y la mochila sobre la cama. Tenía las paredes pintadas de un morado claro, el techo blando y el suelo alfombrado. Había una ventana con persianas moradas con un visillo blanco. No se cómo lo habrá sabido, pero el pintarla de morado, mi color favorito, había sido un lindo toque.
- Bueno…Emm… yo ahora tengo que volver al trabajo, pero no te vas a quedar sola, esta Sarah, que es nuestra empleada. Ordena tus cosas, por favor… Emm… ya me voy, nos vemos después.
- Adiós- le respondí en voz baja.
Escuche como se abrió la puerta y después sentí el ruido del motor del auto al irse.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me fascina tu historia ♥ pero espero que los caps sean un poco más largos jeje. Suerte!

Alejandra dijo...

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